Cuando
tengo ganas de volver corriendo a la Argentina elijo un viaje. En medio de la
depre de la corrección del internal assessment fui a Bologna y a la vuelta
pregunte por un viaje a La Spezia. Oferta! Con un tramo de la vuelta en primera
clase. Lo compre y empecé a contar los días. Llego el viernes 18. Fue una
semana activa, fui a nadar tres veces. Ya tenía todo listo así que a las tres y
media caminamos con Loli a la estación. El primer tramo a Milán salió a las
cuatro, puntual. Después tuvimos mucho tiempo para ubicar el intercity que sale del andén 19 y
pasa por Pavía, donde estuvimos con Vicky. Estos trenes repletos. Loli encima mío,
en su bolso. Ni se mueve. Ahora anochece muy tarde. El viaje se pone lindo
desde Génova porque bordea la costa. De todos modos se hizo largo. Llegamos a
las nueve y como siempre tomamos taxi hasta el hotel Birillo. Esta vez un dos
estrellas. Pero atendido familiarmente, todos muy amables. Me recomendaron el
restaurante La Nuova Spezia y allá fui por algo con pesto, el famoso pesto ligure. No era fuera de serie. Pero la
trattoria tan bien atendida con gente simpática. Y a dormir que al día
siguiente nos esperaba el Hicking. Le Cinque Terre data del Medioevo. En la era
feudal los castillos protegían los poblados. De los piratas Turco-sarracenos.
Hasta 1545 cuando la amenaza decayó y los pobladores se dedicaron a pescar y a
cultivar uva. Son Riomaggiore, Manarola, Corniglia, Vernazza y Monterrosso. Por
siglos estuvieron aisladas y ahora son extremadamente populares para el turismo. Es un parque nacional y para
transitarlo hay que pagar 5E lo cual las mantienen. Pero en octubre del 2011,
el aluvión destruyo gran parte de ellas y se están reponiendo. De hecho el
tramo Vernazza Corniglia y Corniglia Manarola está cerrado. Consulte en el hotel si me convenía hacerlas
en barco y me aconsejaron elegir el tren. Por el viento dijeron. Y como llevaba
a Loli…
Después de un rico desayuno con capuchino, pan
jamón, queso, yogur y fruta y una amena charla con unos australianos partimos a
pie para la estación. Me sorprendió La Spezia por su pintoresco colorido y su
amable disposición. La estación llena de gente. Decidí empezar en Monterroso al mare. El tren llego a las 9,50 y entramos
como en la India o en el Sarmiento. Sardinas en lata de todas las
nacionalidades. La mayoría iba a Riomaggiore así que allí nos sentamos. Había
un poco de sol. Al llegar baje inmediatamente a la playa. Agua profunda muy
azul. Los senderos están marcados. En la ciudad vieja había una Sagra del
Limone, con puestos muy coloridos de venta. Estaba muy impaciente por empezar
el hicking así que mire la iglesia y compre un imán y entre en un bar que me recomendó la gente
del negocio. Fantástico capuchino y baño limpio. Le di agua a Loli, compre una
botella y pregunte por el camino. Lo primero que llama la atención es un nido
de ametralladoras de la segunda guerra. La violencia extrema mezclada con la más
pura naturaleza. Y empieza lo escarpado. Es una caminata de 90 minutos, casi
exacta, muy empinada y angosta pero fácil de seguir. Loli llamaba la atención.
Esta tan lleno de gente, hay arroyos, y mesas de picnic. Se empezó a poner
negro. Cada arroyo baje para ver si Loli quería agua. Y se empieza a ver
Vernazza desde lo alto. Ya soñaba con un plato de anchoas. Cuando llegamos a la
plaza, me senté en un restaurante bajo una sombrilla. Demasiada gente. Se largo
a llover y el mozo literalmente me echo. Seguí buscando y lo único que encontré
fue una heladería. Atendida por un señor espectacular. Café y chocolate para mí.
Y agua. Y fuimos a la estación. Tren a Manarola, no quise arriesgar y bajar en
Corniglia. Llovía! Después de un rato allí encaramos la Via dell’amor. Le
Cinque Terre estaban extremadamente aisladas hasta el siglo pasado. Cuando
llego el tren, se construyo un camino entre Manarola y RioMaggiore . Una casa
de venta de armas se estableció en el medio donde ahora está el bar del Amore, lejos
de la gente. Pare allí pero solo se paga cash y se me acabaron los E. Luego de
la segunda guerra mundial el camino se reabrió y era el punto de encuentro de chicos
y chicas de las dos ciudades. Que dejaban grafitis a su paso. Un periodista lo
noto y bautizo el camino con su nombre actual. En todo Italia, y en Austria, la
gente sella su amor cerrando un candado
en un puente. El camino está lleno de candados.
En Riomaggiore
hay un bar con techo de paja frente al mar. Pedí un sciacchetra, vino típico de
postre caro que sirven con dos bizcochos secos y cuesta seis E. Esta hecho con
uvas casi pasas, la palabra es tirar y empujar, para sacarle unas gotas a las
uvas. Pero nos sentamos con Loli afuera a disfrutarlo. Tiene 18 % de alcohol. Vaya almuerzo, pero no encontré otra cosa. La
lluvia nos mojaba a través del techo. Y el mar es un espectáculo! Nos quedamos
un rato y fuimos a caminar la ciudad. Lo primero que se ve es el colorido mural
del argentino Silvio Benedetto que modela la vida de los pobladores y
actualmente glorifica a los anónimos trabajadores
que construyeron cerca de 300 millones de
metros cúbicos de paredes de piedra sin cemento. Terrazas de muri a secco para
los viñedos y olivares. Entre a la
ciudad, por la vía Colombo y subí a la iglesia de San Juan Bautista y visite la
marina. Eran las tres y media. A las cuatro salía el tren para La Spezia y como
seguía lloviendo volvimos. Me metí en la
cama después de una ducha y los ronquidos de Loli no me dejaron dormir. Cansada
pobre Loli! Cuando me levante había sol. Me vestí y salimos. Caminamos la
Peatonal, llena de gente que termina de trabajar y sale. Llegamos al puerto. Lo
caminamos de punta a punta. Que linda La Spezia!! Saque fotos con sol! Se veían
las montañas de donde se saca el mármol de carrara. Los barcos amarrados,
alucinantes. Unas fragatas modernas, y hasta un crucero, el Solstice. Le saque
una foto a Garibaldi, el parque muy cuidado. Seguía buscando “acciugue”. Un restaurant
en la banquina tenía una cola de una cuadra. Deje a Loli en el hotel y Salí para
la trattoria. No había lugar, sábado a la noche. Pero me dijeron que diese una
vuelta y volviese. Me sente en un banco de la plaza a disfrutar de la ultima
luz de la tarde. Cuando volví la mesa estaba.Pedi un antipasto de marre, lejos
lo mejor que como en los últimos tiempos. Lo sirven en un plato dividido en
cuatro con distintos tipos de pescados en ensaladas. Y Chipirones con papas, y
berberechos. Y de segundo las anchoas fritas. Que son como cornalitos carnosos
exquisitos. Y de postre frutillas con helado. Demasiado! Pero tan bueno. Le
dije al dueño que había comido muy bien.
Fueron tan amables. Me dieron una tarjeta para que vuelva.
A las
once estaba durmiendo. La cama se movía sobre la base. A las cuatro de la mañana
me desperté por el movimiento. Pensé que raro y seguí durmiendo. Cuando me desperté,
al prender el televisor la noticia del terremoto con epicentro en Bologna .
Seis muertos y plazas destruidas. Baje a desayunar y lo comente con la dueña
del hotel. Tampoco le había prestado atención. El terremoto es muy angustiante
pero hasta a eso uno se acostumbra. Otro
rico desayuno, con pan negro. Y un tiramisú riquísimo, especial. Esta vez mis compañeros
eran de Israel Salí a caminar sin Loli. Estaba muy feo. Llegue al puerto y a
las diez salía el barco para Porto Venere. Sin pensarlo saque los tickets. Muchísima
gente también. Zarpo con un poco de retraso. Son veinte minutos de barco. Vimos
el crucero de cerca y la planta que recibe el gas congelado de Rusia y lo
vuelve al estado normal para distribuirlo. Porto Venere es precioso. Encentre
unos argentinos en el barco y charlamos un rato. Debo ser una rareza queriendo
volver a la Argentina. (Martin dice que no debo, pero la vida en este punto es
distinta a la suya, yo viví mi vida en argentina y soy re argentina). Llovía a cantaros.
Le compre un paraguas multicolor al senegalés y trote para la ciudad. Tiene un
arco de entrada del 1200 que lleva al promontorio de roca. Primero visite la
iglesia de San Pietro y luego el castello de San Giorgio y la Iglesia de San
Lorenzo, del 1200 que tiene una puerta muy característica. Pase por la cueva de
Byron que buscaba inspiración allí. Lord Byron nado a Lerici. El golfo de la Spezia
se llama el golfo de los poetas, por la cantidad de ellos que vivieron allí. A
pesar de la lluvia los colores eran vividos. En San Pietro había fiesta. Gente muy
bien vestida. Entre a comprar un imán y pregunte. Era una comunión. Gente de
largo con paraguas. Pintoresco. Y costumbrista.
Nuestra Sra de la Asuncion SigloXIII La Spezia
La Spezia
La Spezia
Estacion musoliniana
Monterrosso al Mare
Loli en Monterrosso
Playa
Parece un barco de refugiados
Nido de ametralladoras de la segunda guerra
Agua
Monterrosso
Sagra del Limone
Iglesia de san juan el Bautista siglo XII
Interior
Monterrosso
Bar de lo mas acogedor
Empezando a subir 3 km me esperan
Mare
Monterrosso desde lo alto
Amapola
Y se viene la lluvia
puentecito 1
puentecito2
Olivos
Vernazza
Casa que se llevo el aluvion sobre Vernazza
Uff
Vernazza
recordatorio del aluvion Manarola
Manaroa Riomaggiore 1 km
via del amore
los famosos candaditos
scciachetra y biscotti
cuevas frente al bar
Mural
mural de Silvio Benedetto
Rio Maggiore
otra San juan el Bautista
El puerto de La Spezia
Acciugue
Yendo a Porto Venere
Barquito antiguo
Fragata
Porto Venere
San Lorenzo
Cueva de Byron
Portal de San lorenzo
Molino
San Pietro
Porto Venere
También
pedí un macchiato esperando el barco. Por suerte llego a horario porque tenía
que dejar la habitación. Fueron más que amables y hasta me cobraron menos de lo
pactado en booking.com. Pase un rato en internet y salimos para la estación a
pie. Llovía. Llegamos una hora antes. Y busque una focaccia, con un té. Rezando
para que el tren llegase a horario. Llego con diez minutos de retraso. Estábamos
como dopadas las dos. Paso rápido. Llovió de una punta a la otra. Y en Pavía me
di cuenta que tendría que correr para alcanzar mi conexión. Pedí permiso en el
tren lleno para caminar desde el vagón cuatro hasta el uno atrás de la
locomotora .Que iba a toda velocidad pero no llegaba. Éramos unos cuantos con conexión.
El andén 11. Llego a las seis y mi tren salía seis y cinco. Corrí del 19 al
once con la mochila puesta y Loli en el bolso. Y llegue. Evidentemente estoy en
estado. El viaje tranquilo en primera clase donde sirven bebidas. Bah un café latte
y unas galletitas. Y seguía lloviendo. Trate de llevar a Loli en el bolso pero
a dos cuadras la baje. Cuando llegue me esperaba un caballito blanco con un corazón
rojo que se prende y se apaga. Todavía
tengo que averiguar quién fue el hada del caballito. Termine el día con un
vinito blanco. Hoy diluvia. Por suerte es feriado, San Zeno. Y lo dedico al
dolce far niente.